Se deja llevar, se desprende, se siente ligerita, esperando levantar el vuelo para ir en busca de su propia palabra, de su propia sonrisa, de esa sensualidad que buscan y encuentran sus manos en la propia piel, que la elevan al cielo, recordando ese otro cuerpo que aún la abraza, cuando al fin regresa, cansanda y satisfecha, al suspiro.
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