martes, 11 de octubre de 2011

Hechos Polvo

- ¡Vos te creés la gran cosa y no sos nada, no servís pa’ ni mierda! -. Marielena miró a su amante con tristeza. No se asustó ni cuando vio levantarse la mano amenazadora. No era la primera vez que sucedía, y ya sabía lo que le esperaba. Como las otras veces, decidió concentrarse en los últimos movimientos de la boca que aún escupía palabras. Cayó la mano levantada, cayó la boca furiosa, cayeron las palabras. El cuerpo de su amante se fue desmembrando, desdibujando, desintegrándose frente a sus ojos. Solo polvo y arena quedó de él sobre el suelo. Ella recogió la arena, la metió en un frasco y se encaminó a la tienda. - Éste también me salió malo - le dijo Marielena al dependiente dándole el frasquito con más decepción que rabia. El hermoso joven la miró enojado y casi le gritó - pero, qué le hace usted a los pobres muchachos que no le duran nada. Un par de días y ya los trae arruinados. ¡Esto ya no es normal, Señora! -. Marienlena lo miró detenidamente. Al concluir el escrutinio visual pidió hablar con la dueña. Triste, muy triste, murmuraba para sí, cuando llegó doña Celia - Ay doña Máriel, qué pena - le dijo la propietaria y señalando al dependiente agregó en voz baja - mire si usted quiere se puede llevar éste. No está tan nuevo, pero es el último que me queda -. Marielena tomó el brazo del chico, le subió la manga de la playera y le mostró a la dueña una herida de la que ya empezaban a brotaban granitos de arena. - ¿Ya vio, doña Celia? Esto es lo que le digo. Todos están defectuosos. - El tipo apartó el brazo indignado. Doña Celia le hizo señas para que se calmara. – Ay de veras, doña Máriel, tiene usted toda la razón. No me había fijado. Pero no se preocupe. Si quiere le devolvemos lo invertido. Hoy mismo mando un fax de reclamo y ya va a ver que en menos de una semana le tengo aquí unos buenos, nuevitos y hasta mejorados. -  Marielena asintió sin decir nada, se despidió más triste de lo que había llegado y se encaminó a casa. El corazón que le habían devuelto suspiraba soledad sobre su mano.  





Miguel Bose - No hay ni un corazon que valga la... von Warner-Music

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