- Respetá la cola,
vos - ni siquiera había terminado de decirlo y ya tenía el puño del Tacuacín
cerquita de la nariz. Que si no es porque desde chiquito aprendí a hacerme los
quites con mi papá, me la hubiera hecho mierda. - Tranquilo brother -, le dije
yo, para calmarlo, porque vi que traía el chamuco, el mismo diablo, en los
ojos. Todos los demás voltearon para ver si había pencazos. Pero no, el
Tacuacín se me quedó viendo, primero como ido, y después como que me reconocía
y entonces se fue, así como dicen, con el rabo entre las patas. Ya ni comió, ni
dijo nada, solo se fue. Tal vez le dio vergüenza que lo viera así. Saber. Yo
todavía pensé en irme detrás de él, pero el hambre pudo más y me quedé, es
pisado bretiar todo el día en los buses con la tripa vacía. Días después me
agarró la tarde en la Sexta, y uno de los chavos con los que dormí en El Portal
me contó que había visto al Juto y que le había dicho que se había peleado con
el Tacuacín por alguna babosada de esas que se dicen por decir, y que el Juto
de lo encabronado que estaba, dejó de pasarle el pegamento que olían juntos, y
que por eso el Tacuacín andaba desesperado, echándole riata a todo el que lo
mirara feo, y viendo cómo se conseguía a algún bato que le pasara algo,
pegamento, cola de zapato, piedra, lo que fuera que le quitara la perseguidora
que andaba cargando. Desde ese día me dio por buscarlo. La capital no parece
grande pero, újule mano, me costó un huevo dar con él. Anduve preguntándole a
todo el mundo, pero nadie sabía nada. Hasta que di con el Juto. Él no lo vio,
solo le contaron que lo encontraron tirado... un maje se lo llevó, y le dio
algo para que aquél hiciera todo lo que... saber cuántos eran, vos... el cuerpo
del Tacuacín ya estaba hecho mierda, y no aguantó esa otra mierda que le
dieron... dicen que se parecía a esos tacuacines que venden en el mercado,
tieso, enjuto, encuerado, ... dicen que ... perdoná, mano, yo siempre he sido
bien jodido para no llorar, ni siquiera con el cincho ni los puños de mi
viejo... pero es que aquel, vos, ... once años, mano... mierda vos, es que
aquél era mi hermano.
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