sábado, 2 de noviembre de 2013

Niña con pañuelo amarillo

Vi a la niña salir de la Patzy. Me miró a los ojos y entendió mi hambre . Compartió conmigo un pedazo de hamburguesa y me pidió que la acompañara. No le gustaba andar sola. Caminamos por la sexta, le pintaron la cara de gatito, le regalaron un globo de jirafa y nos quedamos un rato escuchando la hermosa voz de una mujer cantando boleros. Luego se sentó en una banca y me invitó a sentarme con ella. - Los perros tienen cheles para ver a los fantasmas – dijo como meditando. Sacó de su pequeña cartera un pañuelo amarillo, me quitó los cheles de los ojos, y desapareció. No pude tristiar. Se hacía tarde. Era hora de ir cuidar a los bolos.