miércoles, 2 de octubre de 2013

La piratería




Hablar de piratería es difícil porque casi siempre nos topamos con una discusión a blanco y negro. O es muy mala, la raíz de todos los problemas económicos de artistas, editoriales y distribuidoras. O es muy buena y nos trae la total democratización de la cultura. Por eso me parece bien que en lugar de dogmatizar, discutamos sobre las acusaciones comunes que dan aquellos que están en contra de la piratería, planteando pros y contras.

Yo decidí discutir un  punto en especial, el que dice que la piratería desmotiva la creatividad. Empecemos por el planteamiento. Con esa frase ¿no estamos diciendo que la única razón de la crear es la comercialización de lo creado o, dicho en forma menos capitalista, el reconocimiento económico del esfuerzo creativo?

Para ello encontramos posiciones que contradicen este planteamiento. Es decir, aquellos que sostienen que un autor o creativo que entra en el mercado del best-seller o de la creación por motivos económicos, pierde la efectividad creativa. Ejemplos como las películas "El Mariachi" y "Blair Witch Project", cuyas secuelas no le llegaron ni a los talones a sus versiones originales, realizadas con muy poco presupuesto, vendrían a demostrar esta teoría.

Pero como dijimos, nada es blanco y negro. "A pesar" del éxito de "El Mariachi" y "From Dusk Till Down" y "a pesar" del fracaso de "El Mariachi II" y de "Planet Terror" Robert Rodríguez sigue creando.

Por otra parte, si la única motivación para la creación fuera el reconocimiento económico, ¿cómo se explica la proliferación de las editoriales cartoneras, la autoedición o la edición en editoriales en los que el autor paga para ser publicado, o más aún, la publicación en blogs de acceso libre? Esta apertura de espacios, fuera del mercado y de la industria cultural, ha contribuido que la creación se incremente, y que los creativos busquen nuevas formas de financiamiento y otros públicos a quienes presentarles sus obras.

Sin embargo, hablando con algunos creadores, sí hay algo desmotivante en todo esto. No tanto en la creación en sí, sino en la creación final de productos culturales y en su publicación y distribución. En nuestro sistema económico-cultural hay muy poco apoyo del estado para la creación y muy pocos espacios dentro de la industria cultural, los cuales priorizan la creación de productos culturales comercializables. El autor, entonces, se ve obligado a cargar con una inversión que al principio está dispuesto a hacer, pero que poco a poco se va tornando en un gran peso porque para crear es necesario hacer otros trabajos, generalmente de tiempo completo, que impiden la concentración en una obra planificada. Entonces, si el único acceso que tiene el autor a algún tipo de retribución por su inversión es la venta, y si la piratería local dificulta aún mas esa retribución, sí podríamos hablar de que la piratería aporta a la desmotivación del artista. No solo por la pérdida económica, sino, como ya se dijo, por la pérdida de control sobre la obra.

Por otra - otra - parte, por estas cuestiones económicas, ese mismo artista se beneficia de la piratería, al tener acceso a publicaciones que de otra manera no podría conseguir. Esto es importante, porque el proceso creativo se da dentro de un contexto cultural, y, más que la creación del producto, también es indispensable el diálogo con otros. En esto nos metemos también en el aspecto de la calidad de la creación. En cuanto un creador tenga más acceso a obras variadas, la calidad de su creación irá en aumento y también al posibilidad de dialogar  con otras épocas, otros países y otros artistas.

Para salir un poco de la teoría e ir a la práctica, les comparto aquí un fragmento de una entrevista realizada por Gabriel Arana Fuentes al director de cine guatemalteco Rodolfo Espinosa. (http://www.s21.com.gt/chofo-espinosa/2012/09/09/chofo-espinosa-sindrome-obra-inconclusa)


“Cuando voy por la calle y veo que compran Aquí me quedo, me agrada, porque quiere decir que les está gustando la película; que no me llegue a la bolsa dinero es otra cosa, pero no me afecta tanto. Yo mismo compro películas piratas y las vuelvo a vender. Siempre tendré que pagar los costos de la reproducción de la película”, menciona Chofo sobre la mecánica que el cine guatemalteco está viviendo.

Él pertenece al grupo de realizadores guatemaltecos que se dedican al cine desde hace al menos 10 años. A su parecer, el cine en Guatemala está cobrando otros matices; desde el creador hasta el espectador. Si bien existe piratería, es por demanda. La gente la ha ido a pedir. Aquí me quedo siempre la encuentra en stock. “Solo con el Buki fue con quien logré hacer un acuerdo: que él la vendiera y que me pasara una cantidad. Pero hablé con otro montón de piratas que no mantuvieron su palabra. Les da miedo que la vayan a comprar con alguien más que las esté vendiendo a Q10 y ellos a Q15, para pasarme Q5 a mí. Como si fuera la única película que venden… Pero al final, en mi cara me dicen que mejor me huevean (roban) la película y muchas gracias”, bromea.

Así es como él entiende el consumo de películas en Guatemala. Cree que es más barato comprar una película con estas condiciones, pues es más seguro. “La podés volver a ver, no hay que pagar parqueo, comer comida chatarra ni comprar poporopos. Terminás gastando más de Q100 por una ida al cine. Casi que es un cliché ir al cine”, sentencia.


Finalmente podríamos preguntarnos:
¿qué es lo que nos motiva a crear?, ¿existe la creatividad fuera del mercado?, ¿por qué le tenemos miedo (me incluyo) a la pérdida de control de la obra? y ¿qué tan factibles son otras formas de financiamiento como el crowd-funding o el consumo consciente?