martes, 29 de noviembre de 2011

Capulina y el Circo


Tenía el porte, la ropa y el gorrito de Capulina. Intenté ignorarlo cuando entró al metro, pero caminó con tanta decisión hacia el lugar donde yo estaba, que me puse muy nerviosa. Nunca sé muy bien cómo actuar ante la gente loca. Se sentó frente a mí. - El mundo es un circo, muchacha – me dijo en tono serio. -  Ya nos gobernaron los enanos, los payasos y los trapecistas. ¿A usted le gusta el circo? - Masomenos - le respondí sin mirarlo. Saqué un libro de mi bolsa; un gesto muy usual en estos lugares para hacer entender que uno no tiene el menor interés de intercambiar ideas o miradas con el resto de los pasajeros. Pero él continuó como si nada – Al pueblo le gusta el circo. Es así. Ahora están todos pidiendo que saquen a los leones. Pero lo que no se dan cuenta es que todos están amaestrados. Hasta las bestias". Me quedé pensando que lo que decía tenía sentido. Pensé en Europa y en Guatemala y en el mundo entero. Había una metáfora clara, un análisis político en todo eso. De repente estalló en una gran carcajada, me señaló ostentosamente y dijo en voz alta - Miren a esta niña, se cree todo lo que le dicen JAJAJAJA - luego, moviendo la cabeza de forma infantil, agregó - Los payasos no existen, nooooo, son de plástico y los manejan desde arriba con hilos invisibles.- Dicho esto se levantó y salió del metro, carcajéandose. Sentí que mis mejillas hervían. Hice un recorrido visual por el metro, pero ya nadie me miraba. Todos habían sacado un libro de sus bolsos y fingían estar muy concentrados en sus lecturas.  El tipo raro desapareció por una escalera eléctrica. Las puertas del metro se cerraron, y me quedé pensando en lo mucho que me gustaba Capulina cuando era niña y que ya hace muchos años que dejé de entender por qué. 







martes, 22 de noviembre de 2011

Aguja en un pajar

Solías decir que todos son puras pajas, que vos sos el único derecho, la aguja en el pajar. Yo me reía de vos, de tu prepontencia. Quesi un día que me mirabas y me sonreías, sentí algo punzante en el corazón y comprendí que, sin querer, te me habías metido dentro. Pensé que dándome la oportunidad de quererte me dejarías de doler, quesi entre paja y paja, pajero, te volviste a desaparecer..

jueves, 17 de noviembre de 2011

Miseria

Quiero verte desnuda me escribía a diario con la urgencia impaciente del amante en celo. Quise jugar al trueque y le prometí que le entregaría la imagen de mi cuerpo el día que me ofreciera un poema que me lamiera el alma. No me contestó. No sabía hacer el amor con palabras.

Qué miseria de poeta escribí y cerré el chat.

martes, 15 de noviembre de 2011

Desde el laberinto

Cómo será ver el pasado sin recelo.
Cómo será encontrarse en el espejo
y pensar que solo se fueron los años
pero que sigues siendo
exactamente el mismo.

Que no hubo mayores cambios
que te fuiste sin desviarte
porque dirigiste tu vida
porque tuviste siempre el mando
porque nunca nadie
te llevó prisionero
a algún mundo lejano.

La vida ha sido
benévola contigo
te cambió la edad
te cambió la cara
pero dejó al destino
durmiendo satisfecho
sobre la palma de tus manos.

Qué envidia verte
tan amigo del tiempo,
arrullando a la suerte
y siendo el paradigma
de Cohello y Og Mandino.

Yo te veo,
te observo,
triste,
y me pregunto
cómo habría sido la vida
detrás de las paredes invisibles
de este laberinto.

martes, 8 de noviembre de 2011

La Reunión

- A mí me enterraron ayer - dijo uno. El salón los había visto llegar en solitario y los había reunido en su centro casi sin querer. Habían salido del mismo país para llegar a la misma ciudad. Y lo pasado, claro, también los unía el pasado. Sin embago, en la calle, es decir, en la vida que en ese momento pasaba viéndolos desde afuera, apenas si se habrían saludado. Sufrían de una especie de embriaguez por el ambiente, la exposición, las fotos, y los recuerdos que se amontonaban para salir en medio de la tristeza y la nostalgia. Se conocían desde hace tiempo, de lejos, de entonces, pero era la primera vez que le dejaban espacio a las preguntas, por lo menos a aquéllas que sí tenían respuesta: cuál centro de detención, cuánto  tiempo había pasado, cada uno, en uno de esos espacios sin espacio en los que el tiempo se estira en la soledad y el dolor,  cómo habían logrado salir de un país que parecía no tener salida: a mí me pidieron desde acá / a mí me llevaron directo a la embajada / a mi me sacó un militar que le picó la consciencia. Habían llegado en fechas distintas, tenían historias distintas que nos se contaban, pero que, intuían desde sus propias historias. Todos conocían muy bien la muralla de pudor que marcaba la frontera de lo inpronunciable. La mayoría habían venido solos. Los demás se quedaron, ché, se quedó mi hermano/mi amigo/mi padre/ nunca supimos  Las fotos retrataban memorias de ausencias, y en las memorias las ausencias se llenaban de recuerdos. - A mí me enterraron ayer, hermano - volvió a decir el uno - venía en la prensa, estaba mi nombre completito. Encontraron una fosa y alguien me identificó, no sé quién y no se cómo. Me declararon muerto. No reclamé. No me importa. Los que quiero, saben que estoy vivo. Siempre lo supieron. -  A los recuerdos que llegaron de último, las lágrimas contenidas les quitaron la voz.


martes, 1 de noviembre de 2011

Gráfica Escrita

Gracias a Luis Pinto  salió hoy una publicación que combina la gráfica con la literatura. A partir de una convocatoria, escritores y artistas unieron esfuerzos para crear esta publicación. Mi texto - Minimalismo - fue interpretado genialmente por Diego Díaz . Aquí les dejo la publicación. :)