lunes, 9 de abril de 2012

Quisiera decirle

“Yo te quisiera decir
cosas bonitas, mamita.”
Calle 13


Míreme, papito. ¿Verdad que estoy buena? Usted no lo sabe, pero hoy me puse la minifalda solo para sus ojos. Es que usted me mira como debe ser. No como otros que la ven a una y ya van preparando la mano para tocarla, porque creen tener derecho a todo, a las nalgas, a las piernas, a los pechos. Pero usted es diferente, usted me ve discretamente, de reojo, como si quisiera degustar, de a poquitos, mi belleza.

Yo quisiera decirle que lo quiero para mi cama, que sueño con esa boca tan linda, tan carnosita que tiene y con esas manos fuertes recorriendo palmo a palmo mi piel. Que tiemblo cuando me roza y que, de ser posible, aquí mismo me sentaría en su regazo para sentir la firme excitación que, intuyo, se va erigiendo dentro de su pantalón.

Pero las palabras ... las palabras están hechas de una sustancia flexible, deformable, parecida a la plastilina. He visto salir palabras de mi boca, limpias, redonditas, para luego transformarse, en el camino, en tristes desechos rectangulares, con ángulos y aristas, con nuevos sentidos y formas que yo en mi vida les hubiera dado.

Frases tan claras y relucientes como “usted me gusta” o “lo deseo desde el fondo de mi piel”, mutaron hasta convertirse en monstruos siniestros, palabras denigrantes que me etiquetaban de “puta” o “desechable”, y que volvieron a mí en forma de desprecio y negación de la ternura.

Y si hay algo que quiero de usted, es ternura; es sentir que usted me entiende, que su oído no distorsiona mis palabras ni sus sentidos; que le puedo hablar a usted, de frente y sin rodeos, y esperar a cambio que me acaricie con la mirada. Hágame sentir que usted es distinto. Que puedo decirle sin miedo, que quiero que esta minifalda lo excite, a usted, solo a usted; que quiero que me desee, porque yo lo deseo, y así, cuando llegue la noche de la entrega sin límites, yo pueda pronunciar por fin esas palabras que tengo atoradas desde hace tiempo en el fondo de mi pecho: “usted me encanta, papito.”


Video: SU BIGOTE Y SU SONRISA realizado por Caldazo chapin y forma parte del Translibro de Julio Serrano Echeverría

5 comentarios:

  1. Que buen post, crudo, honesto y bien hecho, buena combinación.
    Lastima que no podas ir a la presentación de la catafixia, pero te cuento que en enero pienso organizar otra personal, con fiesta popular y todo,a ver si a esta.

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  2. Gracias Rosa. Me emociona mucho que te haya gustado el texto. Creo que nuestro desarrollo como seres humanos tiene mucho que ver con el lenguaje que utilizamos. Y con lo que se nos permite decir y lo que no. Por eso, sueño con esas palabras que lleguen enteritas al oído del otro. ;-)

    Realmente una lástima que no pueda ir. Leí los poquitos que puso catafixia en scribd y me gustaron mucho. Así que deplano tengo que conseguir el libro.

    Saludos y mil gracias por visitarme!

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  3. los sentimientos no perdonan a nadie y pierden a todos

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  4. Esas miradas duran segundos pero nutren horas de desvelos y anhelos, y no sólo es bueno recibirlas sino también darlas. Me encantó.

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  5. Tienes razón Mitelstet, los sentimientos pierden a todos, aunque a veces es necesario perderte para encontrar algo que buscabas.

    Olga, las miradas, ufff, cuando nos miran, de reojo, o cuando los miramos con deseo o con ternura, psssch, la chispa ;-)

    Gracias por comentar!

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