lunes, 13 de diciembre de 2010

Era digital

Casi no lo podías creer. Él estaba frente a ti. Allí a un metro de distancia. Estaba su sonrisa, su mirada, su mano tocando la tuya, su mejilla rozando tu mejilla, en un beso que, !ay!, fue tan solo fraternal. Intentaste imaginar el cuerpo debajo de la ropa, pero no pudiste. El deseo no estaba permitido. El deseo entre ustedes, comprendiste, había sido solo una abstracción digital de lo imposible. Y su cuerpo, ese cuerpo que habías admirado en la pantalla, hecho de energía, bits y bytes, al que soñaste poder tocar un día sin necesidad de usuario y contraseña, debió quedarse allá, en el cyberespacio, resguardado de la tentación de intentar tentarte. Tuviste que entender que a tu mano no le será permitido sentir el calor de su excitación y tu boca seguirá, por los siglos de los siglos, ignorando el sabor de su piel. Quisiste entonces correr a la computadora más cercana, volverte un avatar, un holograma,  encontrar el camino virtual que te retornara a la ilusión del erotismo compartido. Al final, un beso de despedida y la certeza de que, en casos como este, la realidad está simplemente sobrevalorada.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Volver

"Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno."
(Volver - Carlos Gardel/Alfredo Le Pera)

Para allá voy. :-)

lunes, 29 de noviembre de 2010

O Amor Natural

de Carlos Drummond de Andrade. Genial.
(Película Heddy Honigmann, en la que pone a varias personas mayores, a leer los poemas eróticos de este autor) Solo para que vean que no solo creo en el desamor ;-)



Si quieren leer éste y otros poemas de este libro, pueden leerlos en scribd.

domingo, 28 de noviembre de 2010

En pocas palabras

Desde el primer momento en que se vieron, él empezó a jugar un papel central en todas las historias que ella inventaba, en los estúpidos textos románticos que escribía, en sus sueños con complejo de realidad, en sus tristezas, siempre pasajeras y siempre permanentes. Un día se dio la tarea de buscarse en el rincón de los tesoros, ese espacio donde él guardaba todo su legajo literario, lo que él había escrito, pensado, soñado, deseado, en los últimos años. Quería ver si había logrado dejar huella en su piel, una huella tan profunda que traspasara la realidad y fuera visible en su ficción. Halló una única migaja en la que, en un ataque de masoquismo, creyó encontrar una parte de sí misma. Era una sola línea escrita en un papel arrugado, y que, para colmo, si es que la mencionaba, lo hacía en colectivo: "lamí las tetas, de todas aquellas que me amaron, mientras saboreaba la sujeción total de su corazón".

Tuvo que reconocer que el tipo tenía talento. Era capaz de comprimir en tan pocas palabras un desprecio del tamaño de su ego. Pero si se trataba de sintetizar, él la había subestimado. Tomó su nombre, su orgullo de macho y su incapacidad de amar, y los empacó en una simple, pero efectiva palabra: "Maldito". La dejó escondida entre los demás papeles y se marchó.

A partir de ese día, él no volvió a escribir una sola letra.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mandamiento

No hablarás de otras diosas delante de mí. Amarás a esta tu prójima como a las europeas. Tanto o más. Pensándolo bien, mejor ampliémoslo a que no codiciarás a otra aparte de mí, ni locales y ni extranjeras, ni a las mujeres de tus prójimos, ni a las primas de tus prójimos, ni a las amigas de tus prójimos, y mucho menos a las que nada que ver con tus prójimos. No guardarás imágenes, fotos y mensajes de otras mujeres, arriba en el cielo [raso], ni abajo en la tierra, y mucho menos en tu celular. Que yo soy mujer, celosa, que castigo con abstinencia la maldad de los hombres, y abandono sin indemnización a los que me aborrecen.

¿Vio usted mi juventud?

- Seño, disculpe – me dijo desde que se asomó en la esquina de la pared que divide mi tienda de la librería vecina – ¿usted no habrá encontrado por casualidad una juventud por aquí, verdad? Es que fíjese que se me perdió la mía. Estoy segura de que en la casa todavía la tenía, porque antes de salir me miré al espejo y allí estaba mi juventud, enterita: en mi cara sin arrugas, en mis pechos firmes, en mi risa alegre, medio cuzcuna, en mis ojos coquetos. Después salí de la casa y me vine para acá; pasé por donde usted para pagarle lo que le debía, y usted todavía me dijo que qué patoja me miraba hoy, ¿se acuerda?, lo que quiere decir que cuando vine todavía la tenía puesta. La debo haber perdido entre aquí y el mercado, porque cuando yo llegué allá, me dijo la señora de las naranjas, “Doña Mari”, eso me dijo, y hasta ahora ella siempre me decía “Seño”, fíjese. “Doña Mari”, me dijo, “¿qué le pasa?, se le veee como cansada, como que llevara un peso en el alma”. Y yo me quedé fría, porque yo, sí es cierto que tengo problemas, pero los mismos de siempre. No me ha salido ni uno nuevo por allí. Y ni Dios lo quiera. Eso sí, un mi nuevo patojón si me gustaría me saliera, pero es la misma cosa, porque también solo problemas dan, ¿verdad?

Yo levanto los hombros dándole a entender que de esas cosas si no sé. Doña Mari se ríe y se le hacen unas cuantas arruguitas en los ojos. No ha perdido el humor, pero sí, hay algo que la avejenta. Tal vez tenía razón la señora de las naranjas.

- Con decirle que los únicos patojones que vi hoy fueron unos asaltantes ... – continúa Doña Mari y, de repente, se le borra la sonrisa .- Aaah, si pues, eso fue. Cuando se subieron los muchachos en la camioneta yo escondí mi juventud en la cartera para que no me fueran a pedir algo más que dinero, pensando también que solo el monedero iban a querer y quesi se llevaron la cartera completa. Que no me dolió mucho, porque era una cartera barata y el dinero para el mercado lo llevaba en el brassier – hace una pausa. - Allí se fue pues. Ayyy, Seño, hasta eso le roban a una en estos tiempos -. Suspira profundo.

- Sí D...– me corto a tiempo para evitar llamarle Doña – así es, ya nada tiene uno seguro. Pero no se preocupe, que ese su “vení acá” de usted no se lo quita nadie – le digo para animarla.

- Ay gracias Seño, tan linda, ya decía yo que no en balde había venido a verla.

El hijo del señor de la librería, un muchacho unos diez años más joven que Doña Mari, pasa saludándola muy efusivamente. Ella voltea, le devuelve el saludo y sale de prisa a encontrarlo.

- Bueno Seño, hay nos vemos pues. De todas formas, cualquier cosa le encargo, ¿verdad?

Pienso en la posibilidad de que sí, que haya un poco de justicia en esta vida y que, si todo va bien, Doña Mari hasta logre recuperar algo de lo que perdió esta mañana. No sería la primera vez. No en balde dicen que a gata vieja ...

De veras se lo deseo. 

domingo, 21 de noviembre de 2010

Orlando, Virginia Woolf

Hoy, viendo nuevamente la película "Orlando" de Sally Potter basada en la novela de Virginia Woolf, me encantó este diálogo:
"Orlando: Say if I were a man...'
Shelmerdine: Say if I were a woman...'
O: I may choose not to fight in battles, for freedom won by death is not worth having.
S: I may choose not to sacrifice my life caring for my children or my children's children or to drown in the milk of female kindness, but instead, say to go abroad."
No tendré tanta vida como Orlando, ni se me dio el don de no envejecer, ni probaré identidades sexuales, políicas y sociales. Pero sí, vine al otro lado, "abroad".  Para bueno o para malo.Y en mi caso, la frase que dice Orlando cuando amanece habiéndose convertido en mujer: "la misma persona, ningún cambio, sólo otro sexo", se convertirá la próxima semana en "la misma persona, ningún cambio, sólo otra edad". ¿Quién dijo miedo?

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Lúdica

Mi amor, no crea todo lo que dicen -  me dices al teléfono y, aunque sé que ese “mi amor” es solamente una expresión que sustituye mi nombre ...

mi mente aísla el
AMOR

se cuelga de la  O

se columpia,
le enrrolla ilusiones,
hace un trapecio,
le agrega dos extremos

AmOr

juega con él a la cuerda,
salta,
hace un carrusel

Mi AmOr

se monta sobre la M
canta:
soy tuya, eres

MI AmOr

la canción se interrumpe

- ¿Aló? ¿Me escuchas? Te decía que hoy no nos podremos encontrar. Tengo que trabajar y mi mujer.... -

poco a poco vuelvo al contexto

mi amor, NO CREA,
mi amor, no crea TODO LO QUE DICEN
no crea todo lo que dicen
no crea
NO
NO

Con esa O no quiero jugar, es muy triste.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Chica SuperReligiosa

Mi dios es un pendiente muy lindo, un arete de colores que va con el estáil que llevo los domingos. Está super de moda, por eso lo saco, me lo llevo colgando al cuello y se lo enseño a todos. Sobre todo a mi vecina, esa creída que presume de tener un dios extranjero. ¡Já! Pero mi papá ya me dijo que ése solo puede ser un dios chafa, porque el nuestro es el único verdadero, o sea de marca pues.

Lo que más me llega de mi dios, es que que me cabe en todos lados, en la música que pongo a todo volumen, en el separador que uso para los libros del colegio; hasta me conseguí ropa interior con frases religiosas y todo ;) Y la gran ventaja, por supuesto, de que lo pueda comprar en mi centro comercial preferido, con globitos, peluches y tarjetitas. Ayer hasta tuve la super suerte de encontrar un pin blanco y rosa de “Dios me ama” que le va muy bien al bolso que llevo al gym. Eso no puede ser más que una señal divina, ¿no creen?

Y es que que es super nais eso de poder ser siempre cool, estar always in. Me lo enseñaron en la iglesia. Es super fácil, solo dices “yo creo” y ya, ¡shvuptivup!, eres parte del club. Que es super importante, porque para mi dios solo los del club se van a salvar, todos los demás, los herejes, o los del diablo que les dicen, todos esos se van al infierno jeje. O sea que yo no, yo fussshhhhh, directito al cielo.

Lo que si no me llega mucho del cielo es eso de tener que morirme primero, pero solo de pensar, así como me dijeron, que ese cielo pueda ser como Las Vegas, pero más bonito, eso sí que me emociona :)Todo el día de shopin con mis bi-ef-efs *suspiro*. Que no por nada son mis “best frends forever”, que quiere decir foreveranever, o sea allá también pues.

Los de la iglesia dicen que creer es lo más importante, pero que tampoco hay que descuidar los detalles, así que nos dijeron a mis amigas y mí, que para estar de veras shur, debíamos cambiar todos nuestros accesorios viejos, nuestros CDs y los DVDs, por artículos que solo tengan que ver con mi dios. Así en el juicio final no nos pueden reclamar nada de que tengamos “otros dioses” y esas cosas, y la gloria la tendremos más que segura.

Las cosas viejas, sí ok, esas ya las tiré, pero lo que acabo de comprar en los estados, eso digo yo que por unos meses más que los use, no creo que mi dios se vaya a enojar. ¿Y si después se lo ragalo a los niños pobres? Aparte que para eso de la gloria todavía queda mucho y, si a última hora, a mis amigas o a mí nos hace falta algo, pues lo compramos y ya. Porque para entonces ya todas tendremos nuestra propia visa gold. O hasta platin. Digo yo. Porque yo, en esas cosas, sí que tengo fe, y con fe, dicen, todo es posible.

Catafixia Toma 6

Un extracto de los libros lo pueden encontrar aquí. Además Rosa Chávez prometió que
"En esta toma de poesía Guatemalteca y Ecuatoriana les compartiré mi remedio, mi poción, mis muñequitos QUITAPENAS."
Así que si pueden ir, hay me cuentan!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Debo apretarme el cincho

Debo apretarme el cincho, en esta época carente de ti. Con esta dieta extrema, consumiendo solo tus ausencias, mi alegría, y no mi pasión, se está quedando en los huesos.

Vos y tus costumbres

Es cierto que necesito trocitos de rutina para vivir, pedacitos de estabilidad en el caos de mi vida, como prender la radio todas las mañanas para oir el estado del tiempo, o tomar mis dosis nocturnas de tele, paliativo para mi soledad. Pero este contínuo ir y venir, de amarme y desamarme, de encenderme y apagarme, que has convertido en hábito y costumbre, te lo juro, te lo juro mi amor, no lo necesito.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Leer es una fiesta

Solo una casi-breve información de una actividad artístico-literaria que va a llevarse a cabo el miércoles 3 y jueves 4 de noviembre.


Evento de la Alianza Francesa en Guatemala
Miércoles 3 y jueves 4 de noviembre, 7 p.m. Entrada libre.
Galería de arte de la Alianza Francesa. 5a. calle 10-55, zona 13, finca La Aurora. Más información: 2440-2102 y alianzafrancesa.org.gt.

Miércoles 3 de noviembre

  1. Thomas Laroche-Joubert : Haikus Visuales
  2. Eduardo Juárez (lectura), Jose Guillermo Hernández (guitarra) y Julio Serrano (comentarios) : Sin voluntad de Serenatas al Hastío y Exposición de atrocidades
  3. La lectura, acompañada por acordes de guitarra de José Guillermo Hernández, será seguida por los comentaros de Julio Serrano.
  4. Luis Padilla (lectura) y Daniel Utrera (música): Padilla leerá textos de Miguel Ángel Asturias traducidos al francés, y será acompañado por la guitarra de Utrera.
  5. Angélica Letona (lectura) y Magda Angélica (música/canto):Letona leerá los capítulos del libro "El segundo sexo" de la escritora feminista Simone de Beauvoir.
  6. Alejandro Arriaza (canción):Interpretará varias de sus temas musicales.

Jueves 4 de noviembre
  1. Diego Padilla (lectura/música):Leerá en francés varios capítulos de la obra de Albert Camus.
  2. Issa Pérez (lectura) Utopía del Pensamiento: La participante presentará textos de su autoría, Mac’s talk, La Ciudad Enmudecida, Martillazo y Confesiones.
  3. Pablo Bromo (Lectura/Video), Alejandro Marré (Lectura) y Federico Franco (música): Poecléctica. El propósito de la actividad es incorporar la sonoridad de la poesía en una ambientación de música minimalista y fusionarlas.
  4. David Marín (lectura / video). I.A.R. :Poesía Musicalizada de Isabel Los Angeles Ruanos

domingo, 31 de octubre de 2010

Amor Verdadero

- Te amo - me dice y yo se lo creo. Una verdad, que no por fugaz es menos verdadera. Una verdad que me cuesta cada vez cincuenta quetzales extra, pero que percibo inocente y clara en la franqueza de sus ojos. Que me cobre lo que quiera, no me importa. Siempre y cuando me permita volver a buscarla. Siempre y cuando pueda volver a acariciar mi deseo con su piel y mi corazón con la ternura de su mirada.

lunes, 25 de octubre de 2010

Poesía y ¿tercer mundo?

Vos sos un mundo, ni primero ni tercero, simplemente vos, con toda la densidad de tu palabra.

*

Tu universo no está en vías de desarrollo, tu voz es movimiento, dinámica propuesta, igual o mejor que todas esas otras voces que exigen para sí la exclusividad de la calidad literaria.

*

Ahora, después de encontrarte, mi tiempo ya no se divide en ayer y hoy. Tus poemas meridianos, marcan mis horas.

*
Gracias a vos, conozco las mil y una caras de la luna y del sol que antes me parecían tan extraños como distantes.

*

Aprendiendo de la magia de tus palabras he descubierto que soy capaz de recrearme y de convertirme, yo también, en un cuerpo celeste.

*

No hay tres mundos, hay millones. Y vos y yo, con distintos soles, pero milagrosamente en una misma galaxia.

jueves, 21 de octubre de 2010

Love Veintediez

Doña Julia plancha camisas, bolereando sus nostalgias a todo pulmón

- Juuu-ramee quiaunque pasemucho tiempo, nolvidarasel momento en que yoo te conociiiiií.

Sus recuerdos románticos son interrumpidos por un presente inmediato que entra por la puerta, y se hace ritmo y palabra en la voz de su hijo Crístofer,

- Hoy conquisto el mundo
mientras lo meto
hasta lo más profundo

Mi inocencia mataste
cuando en tu cuarto
tu cuerpo me entregaste

Y es que estás tan buena
tan bueena
tan bueena

- Así que vos y la Kiara ya... ¿y usaron condón? – pregunta Doña Julia, sin mirarlo a los ojos.

- Ah, fijo pues.

- ¿Y estás enamorado?

Crístofer se sonroja y responde mientras camina a su cuarto

- Ay mama, vos las cosas que preguntás.

Las letras cambian, pero el amor es siempre el mismo, piensa Doña Julia recordando que también tenía dieciséís la primera vez que se entregó a su esposo, fallecido ya hace dos años. Suspira, extrañándolo en el corazón, y en otras partes del cuerpo. Sigue planchando y cantando

- quieremeeee, quieremeas talalocuuuura, y asi sabráss la amarguura, ...

de manera imperceptible, lleva su mano brevemente hacia la entrepierna, suspira de nuevo y con una lágrima en la mejilla finaliza la canción,

- questóy sufrrriendo por tiiiii-i-iií

lunes, 18 de octubre de 2010

Tal vez tiene razón Payeras

Tal vez tiene razón Payeras, y la felicidad y dios y toda esa mara, tenga algo que ver con ropa limpia o, como hoy, con que volvás a casa en otoño, mojada hasta los huesos, te quités la ropa, te arropés bien y te tirés sobre el sofá, para dejarte envolver en esa especie de éxtasis de protección que, desde hace algún tiempo, solo te proporciona tu chamarra.

Puede que sea una sensación muy parecida al amor. Demasiado parecida, para mi gusto, porque vos, allí calientita, creés que darle mate al tiempo es así de fácil y que, en una sola jugada, sos capaz de vencerlo a él y a todos los majes que insisten en querer chingarte la vida. Como si no supieras que el tiempo es un tahúr y que, si bien a veces te da treguas, te jode cuando se le da la gana. A más tardar mañana, cuando salgás de nuevo, te darás cuenta que el frío y la lluvia, al igual que la soledad, estuvieron allí siempre, esperando por ti, detrás de la puerta.

Pero no me hagás caso. Hoy estoy triste, y la tristeza, se sabe, no es experta en estrategias. Pensándolo bien, mejor disfrutalo. Quizás sea la única forma de jugarle la vuelta al tiempo: dándote permiso para pensar, aunque sea por hoy, que sos feliz.

sábado, 16 de octubre de 2010

Todo es literatura

Todo está en la literatura y la literatura "está en todo". Aquí, impresiones de la Feria del Libro de Frankfurt (el país tema fue Argentina).

Tango

Mural de Comic Argentino

Mural de Comic Argentino


Cosplay



Pata de Cerdo


Rayuela

viernes, 15 de octubre de 2010

Festival Ixchel 2010


Mañana 16 de Octubre, último día del Festival Ixchel. Se presentarán varias poetas, entre ellas
Maya Cú, Adela Delgado, Wendy García y Aída Toledo. Más información en esta página.

jueves, 14 de octubre de 2010

Acércate y verás que soy espejo

Mi frase preferida de hoy: "acércate y verás que soy espejo" la encontré en el poema de Rafael Romero "intento".

Para que les de más curiosidad de cómo es el poema, les pongo un fragmento:

"respiro y me seduce una avalancha de destinos
y me pregunto, ¿qué haces tú para perderte?,
¿a quién engañas escupiendo rasgos e inventándote etiquetas?
párate, aún resisto aquí, acércate y verás que soy espejo"

Muy acertado luego del doce de octubre y de todos los debates que se dan tanto en EEUU como en Europa sobre el derecho de existir de los migrantes ¿verdad?

El poema completo lo pueden leer aquí.

La Ascensión de María

La Ascensión de María

El tatuaje de barquito era lo único que le gustaba de ese cuerpo sudoroso que se presionaba regularmente sobre ella. Cada vez que la violaba, porque era eso lo que le hacía, violarla, aunque hacía días que había dejado de resistirse y aunque él pensara que la había convencido y no vencido y aunque él le dijera durante el acto que ella era una puta porque lo volvía loco y que era su coqueteo el que lo obligaba a todo esto, tua culpa, tua culpa, tua maxima culpa; cada vez que la violaba, ella se concentraba en el barquito que él tenía tatuado en el hombro, porque viéndolo fijo, muy fijo, podía dejar su cuerpo vacío, entrar en una especie de trance en el cual podía soñar su vientre intacto, podía soñarse, dulcis virgo María, siempre virgen.

Él decía que el barquito era un recuerdo del mar, de cuando había sido “marine” en alguna guerra que ella no conocía, una guerra que tal vez había mencionado la maestra en la clase de historia, pero a los catorce no se piensa en historias, ni guerras, ni pasados, sino en el futuro que parece que no llega, adveniat regnum tuum; aunque ni imaginar un futuro como este, invadida a diario por un tipo con un barquito tatuado que a María no le recuerda al mar, sino a una leyenda que leyó en la clase de literatura y que le impresionó mucho porque trataba de brujas y magos y todo ese mundo que le prohibía su familia extremadamente católica, de esas de misas en latín y puesto fijo para cargar en las procesiones, ora pro nobis peccatoribus, una familia que había confiado en este misionero que dijo que la llevaría a un retiro católico en los Estados Unidos para sacarle todas esas ideas herejes que tenía y que sí, la retiró, pero a este sótano, donde pensar en el futuro era solo esperar que pasaran los días, y ver si él la dejaba ir o por fin se cansaba e, in ora mortis, la mataba.

Sin embargo la liberación tan esperada tardaba demasiado, y la leyenda de la bruja y el barquito se hacía cada vez más real, más presente, tanto así que llegó el día en que María, desesperada, decidió invocarme. ¿Pero cómo lo haría, si no conocía más conjuros que los rezos aprendidos en la iglesia? Pensó que no perdía nada con intentar, así que probó varias fórmulas, mezclando aves, salves y ánimas como si fueran pócimas mágicas, hasta encontrar la receta certera:
anima Tatuana,advocata nostra, salva me,
ab hoste maligno defende me,
anima Tatuana, salva me.

Me llamó y vine, y me enteré y lloré con ella y ahora le ayudo a dibujar un barquito en la pared lo suficientemente grande como para que quepa su alma, para que volando se una a mí en esta eternidad apacible, en la que yo ya no soy solo Tatuana la bruja, sino también Tatuana el ángel y Tatuana la santa y en la que ella también podrá elegir lo que quiera ser, si virgen, si santa, si bruja, si niña, o todo al unísono. Se oyen las llaves que abren la puerta. El del tatuaje está entrando. Mi pobrecita tiembla. La abrazo y le digo que el tiempo del miedo se está esfumando. Nos subimos al barquito y volamos lejos de este infierno. Los gritos de rabia del hombre que acaba de encontrar el cuerpo de la niña, vacío de alma y sufrimiento, apenas nos alcanzan. Sus amenazas ya no tienen efecto.
Consummatum est.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Contra la Etica de la Verdad


Este libro parece interesante. Según "el boomerang":

Contra la ética de la verdad significa a favor de una ética de la duda. Más allá de las apariencias, la duda no es en absoluto contraria a la verdad, sino que, en cierto sentido, implica su afirmación. Contiene por tanto un elogio de la verdad, pero de una verdad que debe ser siempre re-examinada y re-descubierta. A lo que es contraria la ética de la duda es a la verdad dogmática, que es aquella que quiere fijar las cosas de una vez por todas e imposibilitar o descalificar la crucial pregunta: «¿será realmente verdad?».

En una parte del capítulo que incluye la página mencionada, se lee:

La vida democrática es una continua búsqueda y discusión sobre aquello que, según lo que determina el consenso social que va cambiando con el paso del tiempo, puede considerarse más cercano al bien social. Tanto el dogma —es decir, la afirmación definitiva y, por tanto, indiscutible de lo que es verdad, bueno o justo— como las decisiones irreversibles —esto es, aquellas que por su naturaleza no pueden ser replanteadas ni modificadas, como condenar a alguien a muerte o provocar una gue
rra—, son incompatibles con la democracia.

y

"No es, por tanto, la fe en cuanto tal sino la servidumbre al dogma religioso —que es degeneración de la fe— la que crea problemas a la democracia."

Más información en esta página.

martes, 12 de octubre de 2010

Libro sobre Oliverio Castañeda de León

Eso de tener un blog solo con cuentos míos es como muy 'burrido, diría mi sobrina, así que hoy iniciaremos también con algunos avisos sobre nuevos libros, frases de autores célebres o lo que se me vaya ocurriendo. También se aceptan propuestas. Para que no haya confusión, todos los cuentos, frases y meditaciones que no tengan nombre, son míos. A los demás les pondré el nombre del autor respectivo.

Iniciamos pues con el nuevo libro de Ricardo Sáenz de Tejada sobre Olverio Castañeda de León.

lunes, 4 de octubre de 2010

Sísifo es mi héroe

En un centro comercial, un anciano intenta bajar al parqueo por unas escaleras eléctricas cuyo movimiento es exclusivamente ascendente. A su lado, una señora de pelo blanco y rostro dulce, ve con benevolencia los intentos fallidos de su amado. Si vemos esta escena desde el punto de vista de un observador desapasionado, diríamos que lo más probable sea que, debido a los gajes de la edad, la razón de ambos ha sido desviada de su rumbo normal llevándolos a caminos en los que las definiciones de lo “posible” divergen ligeramente de las nuestras. Pero hoy estoy romántica y me da por imaginar que este extraño comportamiento no se basa en una senilidad progresiva, sino en los recuerdos vívidos de las hazañas de un galán que, en su juventud, fue capaz de bajar las lunas más altas y domar los dragones más terribles para conseguir y preservar el amor de su dama. ¿Dudaría Lois Lane del poder de la voluntad de su Superman para cambiar el rumbo de una simple escalera eléctrica, solo porque su héroe esté ya entrado en años, sabiendo que él, en sus mejores épocas, fue capaz de librar batallas mucho más arriesagadas?

Emocionada por la historia que acabo de imaginar, decido servirle de escudera al caballero veterano que, en los últimos minutos, se ha ganado mi más sincera admiración. Sin que se den cuenta y arriesgando una sanción policial, presiono el botón de emergencia que deja inmóvil el armatoste eléctrico. El anciano vuelve a posicionarse sobre la rampa y descubre orgulloso que ha podido superar una prueba más de voluntad. Voltea a ver a su amada, le ofrece una mano que ella toma notablemente emocionada, e inician el descenso con la frente en alto y una sonrisa en los labios.

Suspiro satisfecha y sigo mi camino. Me esperan mis propios dragones cotidianos, pero algo me dice que hoy seré más fuerte para enfrentarlos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Mal Trip

Él le llamaba con orgullo “mi modus operandi” y consistía en fijar con una mano las muñecas sobre la cabeza de la muchacha, y con la otra ir arrancando cualquier impedimento textil, generalmente de algodón, que se le pusiera en el camino.

- Quieeeta, tranquiliiita - les decía - no intentés zafarte, porque solo te vas a lastimar.

Luego les buscaba el miedo en los ojos. El miedo que era a la vez medio y fin, alimento para su excitación, cuerda para sujetarlas. Por más ariscas que fueran, por más resistencia que presentaran, siempre lograba que les temblara la mirada.
Pero los ojos de Soledad no temblaban. En lugar de miedo, había un vértigo profundo, había dos alambres de púas, había certeza, había odio. Ahora el miedo estaba del lado de Pablo. Quiso cerrar los ojos, para ahogarlo, pero no pudo. Esta vez era él quien estaba atrapado, inmovilizado, hipnotizado.

nunca más, nunca más. Las palabras, salían de los ojos de Soledad y se volvían sonido interior que rebotaba, interminable y dolorosamente, de una esquina a otra, en la cabeza de Pablo. nunca más, nunca más

La mano que antes había subido el camisón, ahora estaba pegada al pecho de la muchacha. Todo el cuerpo de Pablo estaba vacío de movimiento. El grito que quiso dar no fue capaz de salir de su boca, porque las palabras de Soledad, que habían invadido su cerebro, bajaban ahora hasta su garganta, bloqueándola. Con mucho esfuerzo logró por fin soltar las manos, dio un salto hacia atrás y, perdiendo el equilibrio, cayó estrepitosamente al suelo. Ella, entonces, se sentó en la cama. Su camisón blanco, milagrosamente intacto, le hacía parecer una sacerdotisa ancestral, aún más cuando, pronunciando frases ininteligibles, elevó entre sus manos algo que parecía ser un corazón. Pablo se llevó instintivamente las manos a su pecho. Su mirada estaba clavada en el objeto vivo al que Soledad, muy lentamente, le daba vuelta como si fuera una prenda de vestir antes de ser lavada. Un dolor intenso en el pecho le hizo cerrar los ojos y, en seguida, se desvaneció.

Despertó en su cama, alterado, sudando y con un extraño sabor en la boca.

– ¡Puta, que viaje más grueso! Eso me pasa por comprarle crack a majes que ni conozco.

Se levantó como pudo, se lavó la cara y bajó a la cocina. Soledad ya había puesto a calentar agua para el café.

– Se rayó mi mamá contratando a esta pisadita – pensó Pablo al ver la redondez perfecta de unos glúteos que se erguían al final de un largo pelo negro, impecablemente trenzado. Pensó en “cogérsela” en cuanto tuviera la oportunidad “ahora sí de verdad”, pero el hilo de su pensamiento fue cortado abruptamente por una fuerte punzada en el corazón.

– ¡Maldito crack! – gritó, mientras el dolor le hacía inclinarse sobre la mesa, presionando el pecho con las dos manos. Soledad se acercó, le puso una mano en el hombro y con voz suave le susurró – quieeeto, tranquiliiito – y se dirigió de nuevo a la estufa a servir el desayuno.




“Por eso es que, cuando una habla
Es con la voz de muchas que callan
Por eso es que, cuando una reacciona
Lo hace por muchas que aguantan y aguantan.”

Naik Madera

domingo, 19 de septiembre de 2010

Meditaciones

Utopía Capitalista

Expropiarte.
Ganar el monopolio de tus besos.
Invalidar con mis caricias
el título de propiedad
que ella tiene sobre tu piel.

Sísifo
(primeras reflexiones)

Un anciano, con las pensamientos revueltos por la edad, intentaba bajar por unas escaleras eléctricas, cuyo movimiento era exclusivamente ascendente. Cada vez que se paraba sobre el sensor de presión, la escalera comenzaba a subir y no a bajar, como él deseaba. Sin embargo lo volvía a intentar una y otra vez. Tal vez creyera que las escaleras son simplemente seres, como cualquiera de nosotros, con una voluntad propia capaz de ser doblegada si se tiene la suficiente paciencia y perseverancia.

Pensé entonces en toda la energía invertida causas perdidas, en las veces que he apostado el todo por el todo en amores que de antemano sabía imposibles, en mis interminables intentos por cambiar mi destino solitario, que empiezo a intuir, está escrito en piedra.

Bajé las gradas y arriesgando una sanción policial, presioné el botón emergencia para detener la escalera eléctrica. El anciano me miró con cierta desilusión y bajó triste las gradas.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Con todos los sentidos

existimos porque nos nombramos y somos nombrados
Alberto Manguel

Xwan

Antes de Xwan yo no existía. Antes de él yo era etérea, un alma sin cuerpo. Fueron los viajes lingüísticos, que realizó sobre mi cuerpo, los que me volvieron tangible. Alternaba palabras en español con sus equivalentes en Kaqchikel y éstas iban cayendo, una a una, sobre las distintas partes de mi cuerpo que, al oírse nombrar, recibían la carga eléctrica necesaria para sentirse vivas. Cabello - wi’aj, ojos - wachaj, boca - chi’aj, pechos - tz’umaj. Cada palabra iba acompañada de un beso. Pero no era hasta que me nombraba Nuch’umil, Mi Estrella, que me sentía completa. Teníamos diecisiete años y apenas jugábamos a estrenar el amor.
Llegaba a mi casa al medio día, entre mi salida del colegio y su entrada al instituto. En ese entonces mi mamá trabajaba en un restaurante y no volvía sino hasta las cuatro de la tarde. Xwan acompañaba en las mañanas a su padre componiendo aparatos eléctricos. En las vacaciones y en días de feriado, trabajaba la jornada completa. – Para que aprenda el oficio – le contaba su padre orgulloso a todo el que quisiera escucharlo, aunque sabía muy bien que la energía que motivaba a Xwan era verbal y no electromagnética, como él hubiera querido. Su hijo estaba decidido a ser escritor.

Nos conocimos un quince de septiembre. Había llegado a mi casa con su padre para componer la televisión que estaba arruinada y que mi mamá quería funcionado ese día para poder ver, como todos los años, el desfile patrio. Mientras los mayores se entretenían discutiendo el precio de la compostura, inicié una conversación con el chico preguntándole su nombre. - Xwan - me respondió - como Juan pero con “x” y “w” -. La chispa de su sonrisa se convirtió en el corto circuito que quemó todas mis resistencias.

Eran días de guerra. Acabábamos de cumplir tres meses de relación cuando, de repente, dejó de llegar a mi casa. Después de tres semanas de desesperación, de preguntas sin respuestas, mi mamá y yo nos encontramos por casualidad a su padre, un sábado, en una tienda de la colonia. Me contó que a Xwan lo habían enrolado en el servicio militar un día que fue a visitar a su hermana en una aldea cercana. – Se escapó por no querer matar y ahora nadie sabe donde está – me dijo su padre con lágrimas en los ojos. Lo abracé. Mi mamá también lloró. Entonces supe que ambos estaban enterados de lo que sucedía entre nosotros.

Intenté olvidarlo, dándole a mi cuerpo otros cuerpos, buscando, en otras bocas, palabras que pudieran remplazar las suyas. Hoy en la mañana, como en los veinticinco quince-de-septiembres que pasaron desde mi primer encuentro con Xwan, me distraía viendo un programa matutino en uno de los canales nacionales. Cuando lo puse, entrevistaban a un escritor Kakchiquel, que, según decían, había vuelto hace poco del exilio. De repente la palabra “Nuch’umil“, se desprendió de su discurso y llegó hasta mí, nombrándome, y encendiendo el interruptor de mi cuerpo que, comprendí entonces, había estado todo este tiempo en modo de espera.




Avaricia



Todos las noches la misma rutina. Después de bañarse, se quita la bata, se acuesta en la cama y yo comienzo la limpia. Poco a poco, con mucha paciencia, con mis manos, con mi boca y con mi lengua, voy quitándole capa a capa todos los cuerpos que tenga sobre el cuerpo, todas las pieles que queden sobre su piel; los olores, los sabores y las caricias que otros y otras hayan dejado, hoy, ayer y antes de ayer. Queda limpita, nuevita, sin una sola huella. Sus pechos renacen al tacto y sus manos me reciben ansiosas. Es como estrenarla cada día. Gozo tanto al verla, por fin desnuda, sentir el olor de su piel y de su sexo mezclado únicamente con el aroma del jabón. Solo entonces, soy capaz de hacer el amor con ella.


Luego, en la mañana, después del desayuno, empieza todo de nuevo. Se quita la pijama, y bajo la ropa, en lugar de lencería, viste otra vez todas y cada una de sus historias, completitas, sin dejar alguna tirada o escondida por allí.


- Vos no querés a nadie - le digo con rabia cada vez que la veo resplandeciente de amor y deseo ajenos.

- Pues te equivocas, chica - sonríe, guiñando un ojo –, yo os quiero a todos.






“Date prisa y abre tus regalos, y déjame jugar con ellos”
Fobia

Terciopelo y Encaje


Abrí el paquete que me había llegado por correo. Era una caja rosa con un lazo azul. Adentro, envuelto en un papel de china muy fino, se encontraba una preciosa tanga negra, de hilo dental, con un corazón de terciopelo al frente. Acaricié la tersura de la tela, pensando en Caroline. La había conocido la noche anterior, en uno de mis bares favoritos. Después de varias margaritas nos habíamos tomado tanta confianza que empezamos a hablar de nuestras vidas amorosas y terminamos hablando de nuestras preferencias en temas de ropa interior. Mencioné mi gusto por el encaje rojo y ella su adoración por el negro, y mejor aún, si lo adornaba un detalle especial de seda o terciopelo.

El paquete venía con una nota escrita a mano. “Te espero el jueves a las 20hrs. Quiero sorprenderte ofreciéndote las cosas que siempre has soñado. No olvides traer tu regalo”. El lugar donde se esperaba la firma, lo ocupaba solamente una dirección. Nunca antes había asistido a una cita tan misteriosa, pero la sonrisa y los hermosos ojos negros de Caroline valían el intento. Era apenas lunes. Los días y las horas hasta el jueves se me hicieron largos. Llegó el miércoles y, por fin, aunque ya casi había perdido la esperanza de que sucediera, también llegó el jueves. A las siete de la tarde, aún me volvía loca tratando de encontrar el atuendo perfecto para la cita. Recordando las palabras de Caroline, me decidí por un vestido de seda azul, que tallaba muy sutilmente mi cuerpo, unos zapatos negros de tacón de aguja y una gargantilla de terciopelo negro con una cruz gótica en el medio. Pensé llevar la tanga en la mano, a manera de amuleto, pero deseaba tanto sentirla sobre mi piel, que terminé llevándomela puesta.

Muy nerviosa me encaminé a la dirección que decía la tarjeta. El corazón de terciopelo acariciaba al caminar mis sentidos más íntimos. Eso y las expectativas que me había ido forjando en los últimos tres días sobre lo que haría con Caroline, provocó que al llegar al lugar citado, sintiera una profunda decepción. No se trataba de un café, un bar o siquiera un hotel, como yo había creído, sino de una novísima tienda de lencería. Muy molesta por el engaño pensé en volverme a casa y ahogar, en una botella de vino, la rabia de haber sido timada de esa manera tan insidiosa. Pero, al dar el primer paso de vuelta, sentí que había una buena razón (muy suave) para quedarme. La tanga era realmente muy bonita, y además, se sentía taaaan bien. Mmmm. Deseé conseguir otras piezas que fueran igual de autosensuales. ¿Tendrían de encaje, seda, plumas?

Dos chicos fornidos, bastante guapos, vigilaban la entrada. Uno de ellos me pidió la invitación. Después de cavilar unos segundos, entendí a qué se refería. Con mucha vergüenza y muy sonrojada, pero, lo confieso, también con una cierta picardía, me levanté la parte derecha del vestido, casi hasta la cadera, dejando ver una parte de la tanga que había recibido de regalo. El chico guapo ni se inmutó y solo me hizo una señal para que pasara. Me imagino que no fui la única que tuvo que pasar por ese percance para poder entrar.

La excitación que sentí al ingresar a la tienda y ver toda esa variedad de colores, texturas y hasta sabores, fue casi orgásmica. Quería verlo todo, probarlo todo, sentirlo todo. Exactamente igual que las otras mil chicas invitadas que habían llegado. Mientras intentaba ver, a través de la multitud, las piezas que ofertaban por inauguración, sentí una mano que recorría mi espalda en peligroso descenso. Antes de consumar la bofetada obligatoria, reconocí a  Caroline. Observó divertida mi mano y me  dio la bienvenida. Entre todo el bullicio entendí que era la dueña de la tienda y que sugería que podríamos “platicar” más tranquilas en su oficina. Ni bien entramos en el elevador me dio una cajita, igual a la que había recibido días antes. La abrí y saqué una braga de encaje rojo. Me susurró al oído – la diseñé yo misma para la ocasión, ¿te gustaría vérmela puesta? -. Yo asentí sin poder hablar. Aunque, de todas formas, era hablar en lo que menos pensábamos ambas esa noche.

Fantasía Urbana



Ya se divisa la camioneta en la esquina, cuando te veo salir de la oficina. Corres y logras alcanzarme en la parada. Subimos y nos abrimos paso, como podemos, para no ir tan cerca de la puerta.

- Váyanse para atrás, que atrás hay lugar.

Como casi me caigo después de un frenazo, te doy la espalda y me agarro del respaldo de un asiento. La camioneta va atestada de gente que, como nosotros, vuelve del trabajo a la hora pico. Con la excusa de protegerme te pegas a mi espalda, agarrando con una mano el tubo y con la otra mi brazo. Atrás hay lugar, atrás de mí siempre habrá lugar para tu pecho, eso lo sabes. Vamos en silencio, nuestra mente se concentra en nuestros tactos que se buscan en medio del hacinamiento de decenas de cuerpos extraños.

- Permiso, mano, que en la próxima parada bajo.

Un movimiento mío te señala que te doy permiso para que bajes todo lo que quieras y bajas, bajas un poquito para acomodarte más a mi cuerpo. Tu mano es fuego cuando se va deslizando hacia mi cintura. Me abrazas y te siento más cerca, mi cabeza en tu hombro, tu pecho en mi espalda y algo protuberante e insistente sobre mis nalgas. Te percibo creciendo hacia mí, cada vez más grande y firme, queriendo sobrepasar las fronteras de tu pantalón y de mi falda.

- Córranse que donde caben dos caben tres.

Estoy que casi me corro, tus manos me fijan a ti y me acarician, y yo quisiera que me penetraras aquí mismo, en medio de todo y de todos. En este punto mi cerebro desconecta y ya no me importa nada. Si me dejara ir, estoy segura que me cabrían dos y hasta tres orgarsmos en un mismo instante. Por suerte tenemos tan bien amaestrada nuestra razón, que el pudor y el control vuelven puntuales una cuadra exacta antes de llegar a la parada. Tocamos el timbre e iniciamos el descenso.
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- Apúrese a bajar, Seño.

Vamos bajando poco a poco nuestra exitación, al tiempo que bajamos de la camioneta. Nos despedimos, sin palabras, con un beso en la mejilla. A ambos nos espera en casa las obligaciones y el desamor, pero mañana, mañana después del trabajo, seremos de nuevo tú y yo, como todos los días, a la misma hora y en la misma ruta.